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segunda-feira, outubro 09, 2006

columnista

POR GALICIA

La sociedad romana, vivió por la fuerza y por ella pereció. Así el estado español tiene aherrojada la iniciativa regional, único medio de que pudiera disponer para el progreso y adelanto de sí misma. Como Roma goza con la savia de las regiones hasta que la fuerza despertando del letargo en que ella las sumió, vuelva a imponerse al atraso y en provecho de la actividad.
La civilización tiene que pasar por estas fases ineludibles, civilización nutritiva; civilización sentimental y civilización intelectual; las dos primeras son inherentes a la personalidad humana, por cuanto la primera es necesaria y la segunda es un producto del bienestar, pero la última es una de las que están aún en el principio de su existencia. Contados son los individuos que universalmente sobresalen en la materia verdaderamente aceptable de intelectualidad.
Pero comparando entre un pueblo y otro pueblo, entre una raza y otra raza, entre individuos de diferentes regiones, venimos a la conclusión de que ningún pueblo de la tierra puede equipararse al éxodo de intelectualidades, nacidas en Galicia, pues no en balde el manco de Lepanto para producir el Quijote tuvo que llevar en sus venas la misma sangre que Méndez Núñez y Camoés.
Pero en cambio me dirán y hasta yo mismo me pregunto a veces ¿pero tantas inteligencias preclaras, tanto patriotismo y valentía, tanto amor al arte a la ciencia y a la libertad, no ha servido más que para postrar más cada día en la inacción a la madre de tantas lumbreras? Esta pregunta me deja atónito y sin saber que contestar; pero a mi mente viene instantáneamente la falta de personalidad propia de aquella pródiga región, que tiene esparcido por el orbe la prole sana que pudiera darle vida haciendo un edén de lo que hoy es una colonia explotada, por los enemigos del progreso de España, pero que merced a su hipocresía se adueñaron de aquel pueblo que pese a todo nuestro buen deseo y aun que acibare nuestra boca el expresarlo está más esclavizado que el pueblo de Roma del cual decía Séneca, que a pesar de las guerras que tenían con la mayor parte de los pueblos de la tierra tenían “tantos esclavos como enemigos”.
Pues bien España no tiene esclavos pero tiene enfermos, no tiene gladiadores pero tiene toreros, no tiene plebeyos, pero tiene pordioseros, no tiene colonias pero obliga a sus hijos con la miseria a considerar el mundo como su patria, y aun dice que progresamos, que estamos a una altura envidiable de civilización y cultura, que el pueblo se transforma diariamente en aras del progreso y vivimos más ciegos que en tiempos de los Césares.
Galicia pierde la actividad de sus hijos con su ausencia, ausencia causada por los exquilmadores, por los fariseos, por los retrógados, por los enemigos del progreso, que no hacen más que arrancarles la sávia de lo que producen obligándolos a despreciar no la tierra que les vió nacer porque en ella están los seres que les dieron vida, pero maldiciendo la causa que los obliga a dejar el pedazo de aquel suelo que es algo así como un pedazo de su existencia.
Diariamente nos lamentamos al ver quedar a nuestra patria, a nuestra infeliz Galicia sin hombres útiles que puedan laborar sus campos, pero la rebeldía no se vé asomar por ninguna parte y aun que solo queden mujeres el gobierno español no tengamos duda alguna no se preocupará lo más mínimo, solo el patriotismo de los gallegos, pudiera salvar de una muerte cierta a la infeliz endeble y anémica Galicia. Sus hijos de altivos y varoniles han caído en un sopor que ni el látigo del verdugo los quiere reanimar. ¡Pobre Galicia! Al verte siento vergüenza y pesar, vergüenza, por lo que atañe a mi sexo y pesar por la infeliz mujer gallega, obligada a un trabajo que la civilización y el progreso de nuestro siglo tiene encomendada cuando no a las máquinas potentes, a los animales fuertes.
¿Gallego resignado, gallego sin patria, gallego que estás a merced de los parásitos de Madrid, vas a ser siempre un pária sin dignidad de ti mismo? ¿no ves que le merece más atención las estepas del Mogreb al gobierno que preside un renegado de Galicia que su misma patria? Si seguimos consintiendo tamaños atropellos, si dejamos que el tirano nos siga flagelando como hasta aquí, no es utópico predecir que tendrán que traer inmigrantes de Africa, para la patria de nuestros amores.
Indigno, cobarde, bajo y rastrero, proceder del gobierno y de los secuaces de España, merecéis el más solemne desprecio de todos los que por vuestra culpa comemos en extraña tierra, el pan amargo de la ausencia y el destierro.

Por tierras gallegas-por Galicia
La Habana 1918. Revista Galicia.

JOSÉ RODRÍGUEZ FAÍLDE.

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