ELOGIO DE LA POBREZA

A Manuel Paradela

Pobreza: yo soy tu compañero, me gustan tus caricias, te sigo en el sendero, que marcas a los nobles que tienen sentimiento, que llevan en su alma las penas y el tormento, que viven una vida, de eterno sufrimiento.
Me gustas, vida pobre, dolor que gimes siempre, te busco, como el hombre, anhela eternamente.
Te amo sí; te amo, pobreza aborrecida, te quiero cual el rico idolatra el tesoro de su vida; igual que el ave, el nido, que pluma a pluma hace, en ramas escondido.
He visto que en ti sola, encuentro la nobleza, galardón preciado de las almas, ternura infinita de belleza. ¿De qué sirven tesoros y riquezas, si las almas carecen de ternura? ¿De qué valen palacios y noblezas, sin bondad y sin dulzura?
En ti, pobreza ignara, que te acercas a los tiempos primitivos, hallé la bondad que no encontrara en las almas, que se acercan a los tiempos que vivimos. El lujo, la molicie y el interés, cambiaron el sentimiento humano, por eso el hombre de hoy, no es, ni noble, ni justo, ni hermano.
Sea porque no tienes intereses, sea porque el egoísmo no te anime, tú, pobreza, un lugar mereces tener en el corazón ya que redime, tú nobleza sencilla y bondadosa, las almas que sufren los reveses de una vida que pudiera ser divina y ser preciosa, si no hubiera ruínes que amargaran la plácida quietud en que reposa.
He conocido un pobre peregrino, cansado ya de ese camino, que tiene que recorrer el que rico no ha nacido y el cual me contaba muchas cosas que viera por donde había ido.
“El mundo es muy hermoso, me decía; pero el hombre lo afea cn su afán avaricioso cada día. He cruzado, por pueblos muy pequeños, por esos pueblos pastoriles y callados, y allí he vivido como ellos feliz la vida de natura, sin tiranos.
Como soy bohemio, me gusta cada día, un horizonte nuevo vislumbrar en lontananza; eso sólo alienta ya mi vida, el único rayo que me queda de esperanza, marchar siempre como corre el tiempo, hacia una quimera que nunca se alcanza. También he pasado por ciudades muy modernas, en las que el lujo sólo priva y ¡si vieras cómo en ellas, se arrastara la falacia y la perfidia, y en lugar del bienestar del pobre, sólo la inquietud y ambición respira!
Muchas veces, sin comer quedara , e igual que me levantara me acostara, si a mi paso no encontrara, algún pobre que conmigo repartiera lo poco que él, entre los pobres, mendigara. Ser rico y ser bueno, son dos cosas inconfundibles, apréndelo hoy que eres niño y que en la ilusión vives, para preparar la carrera, que como todo el mundo sigues.”
Por eso desde entonces, pobreza aborrecida, he visto que en ti sólo la bondad y la dulzura anida y amante te idolatro, pues me eres muy querida, por algo eres noble, por algo eres digna, de que te dedique enteras las horas de mi vida y te cante amoroso, las notas más sentidas de mi lira…

Armonías. Rimas, Versos y Prosas
JOSÉ RODRÍGUEZ FAÍLDE.